DESLOCALIZACIÓN EN EL SUDOESTE ASIÁTICO

DESLOCALIZACIÓN EN EL SUDOESTE ASIÁTICO

Puesto que hemos llevado a cabo un estudio detallado sobre la economía en distintos grupos de países y que en mi caso se trató del Sudoeste asiático, he decidido tratar la deslocalización en dichos países, puesto que está muy presente.

Teniendo en consideración el informe económica y los países que en este se tratan vamos a centrarnos la deslocalización de estos.

Resultado de imagen de deslocalizacionEstos países son: Singapur, Brunei, Indonesia, Malasia, Filipinas, Tailandia, Vietnam, Laos, Birmania y Camboya.

La deslocalización se define como el proceso por el que algunas empresas trasladan sus centros de Trabajo o sus actividades de producción desde países desarrollados a países con menores costes para ellos, generalmente emergentes.

Según un estudio realizado por la consultora ATKEARNEY, Asia es una de las zonas más atractivas para relocalizar actividades productivas. Esto se debe al bajo coste de mano de obra y de producción.
La industria del textil es uno de los sectores que mejor representa esta tendencia que se ha consolidado a nivel internacional durante las últimas décadas. La primera gran oleada de deslocalizaciones del sector de la confección tuvo lugar en los 70 y tuvo como países receptores Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Hong Kong y Túnez.
A partir de los años 80, empujados con las politicas neoliberales y la fiebre del libre comercio, se inició una deslocalización masiva de la producción de ropa. Las principales firmas de moda y ropa deportiva fueron pioneras en la subcontratación de su producción a países empobrecidos con el fin de abaratar los costes laborales.
A causa de la deslocalización de la producción a países con salarios bajos, la industria se beneficia de la falta de aplicación de leyes que regulan salarios, condiciones de trabajo y derechos laborales. Es más, los esfuerzos de las trabajadoras para aumentar sus ingresos a menudo conducen a que las empresas de moda y los grandes minoristas trasladen la producción a cualquier otra parte, de manera que con frecuencia tienen miedo de luchar por mejores salarios por temor a perder sus puestos de trabajo.

El 80% de los trabajadores del textil y confección son mujeres, y cada vez más viven en los países del Sudeste asiático, la India y Europa del Este. Estes países atraen las inversiones del sector con su ventaja comparativa: los salarios bajos, las jornadas extenuantes y unas pésimas condiciones de seguridad e higiene.

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